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jueves, 4 de octubre de 2012

La Santa Inquisición


La Santa Inquisición

La Inquisición Medieval

Con el término Inquisición se hace referencia a diversas instituciones creadas con el fin de suprimir la herejía – doctrina mantenida en oposición al dogma de cualquier iglesia –, dentro del seno de la Iglesia Católica. La Inquisición medieval, de la que derivarían todas las demás, fue fundada en 1184 en el sur de Francia para combatir la herejía de los cátaros o albigenses, pero tuvo poco efecto al no proporcionarse apenas medios.

La Inquisición en sí no se constituyó hasta 1231, con los estatutos Excommunicamus del papa Gregorio IX. Con ellos el papa redujo la responsabilidad de los obispos en materia de ortodoxia, sometió a los inquisidores bajo la jurisdicción del pontificado, y estableció severos castigos.

El cargo de inquisidor fue confiado casi en exclusiva a los franciscanos y a los dominicos, a causa de su mejor preparación teológica y su supuesto rechazo de las ambiciones mundanas. En un principio, esta institución se implantó sólo en Alemania y Aragón, aunque poco después ya se extendió al resto de Europa, siendo su influencia diferente según el país.

Tribunal de la Santa Inquisición y del Santo Oficio

En 1478 es fundado en España por los Reyes Católicos – Isabel y Fernando –, con la autorización del papa Sixto IV, el Tribunal de la Santa Inquisición, un Tribunal mixto, integrado por varios eclesiásticos, expertos conocedores del dogma y moral católicos, del Estado y de la Iglesia, que se ocupaba de juzgar los delitos relacionados con la fe y las buenas costumbres. El principal propósito del tribunal era vigilar la sinceridad de las conversiones de judíos y musulmanes. El primer inquisidor general fue el célebre fray Tomás de Torquemada.

Ya en 1569, durante el reinado de Felipe II, se estableció Tribunal del Santo Oficio de Lima y México y en 1610 se estableció el tercer y último tribunal en Cartagena de Indias. Hubo algunos casos de tortura al comienzo, como el cacique Don Carlos de Texcoco o los tres indios de Tlaxcala, pero fueron tan polémicos que dos años después los indígenas fueron excluidos de la acción de dicho Tribunal al considerarlos neófitos en la fe. Aún así el número de reos fue elevado, como ejemplo, el inquisidor Pedro Ordónez Flórez, quien dejó 184.225 presos en 17 años.

La Inquisición en América actuó muy específicamente sobre judíos conversos, generalmente portugueses. En la historia del tribunal de Lima hubo 32 víctimas, 23 fueron procesadas por judaizantes – difundir el judaísmo secretamente –, 6 por protestantes – en su mayoría piratas capturados en actos de guerra –, 2 por explícita herejía y un caso de "alumbrado" o falsa santidad. También se actuó sobre luteranos franceses o flamencos, además de algún dominico de bragueta ligera o cristianos viejos de conducta escandalosa. Desapareció con la independencia de las naciones hispanoamericanas, en 1814. En España duró hasta la muerte de Fernando VII, en 1833.


Métodos de Castigo y Tortura

Se dice que la Edad Media fue la edad de oro de los torturadores y de la imaginación puesta al servicio de los mismos. Si bien existe un atisbo de realidad en esta idea sobre la tortura, podemos desmitificar a los inquisidores como los mayores torturadores de todos los tiempos, puesto que otros, en etapas posteriores, han sido mucho más eficaces.


Al llegar a una población se proclamaban dos edictos, el "edicto de fe", obliga a los fieles, bajo pena de excomunión, a denunciar a los herejes y cómplices, y el "edicto de gracia", en que el hereje, en un plazo de quince a treinta días, podía confesar su culpa sin que se le aplicase la confiscación de sus bienes, la prisión perpetua ni la pena de muerte.

Esto provocaba autoinculpaciones, pero también numerosas delaciones, protegidas por el anonimato. Los "autos de fe" eran los cumplimientos de las sentencias dictadas por el Tribunal de la Santa Inquisición, que consistían, generalmente, en actos públicos aparatosos y solemnes que se llevaban a cabo en las plazas públicas, en donde se celebraba una misa y se leían los delitos del penitente y su sentencia. A pesar de las atrocidades que el Tribunal cometió, la Inquisición era algo deseado y apoyado por el pueblo, que veía a los protestantes como traidores que estaban trabajando para los enemigos de España. En 4 siglos de historia, la inquisición ajustició en torno a 5.000 personas.

El inquisidor Torquemada estableció en forma categórica que los reos no deberían sangrar ni sufrir lesiones. Se ideó entonces un sistema de tortura que buscaba dar dolor sin dejar mayores heridas. Tal fue el caso del "potro", instrumento de tortura en el que la víctima, atada de pies y manos con unas cuerdas o cintas de cuero, a los dos extremos de este aparato, era estirada lentamente produciéndole la luxación de todas las articulaciones -muñecas, tobillos, codos, rodillas, hombros y caderas-; el "castigo del agua", que lo obligaba a tragar agua en demasía, aproximadamente 10 litros, ayudándose el torturador de un embudo y le impedía respirar, produciéndose en la mayoría de las ocasiones la explosión del estómago; y la "garrucha", cordel atado a una polea que alzaba al prisionero desde los brazos, atados a su espalda, llevando un fuerte peso en los pies.

Ante los más recalcitrantes se empleaba un "brasero en llamas", que se acercaba a los pies del prisionero para que tuviese una primera impresión de lo que sería su muerte en la hoguera sino confesaba sus pecados.

Otros métodos eran la "Cuna de Judas" que consistía en atar a la víctima de las muñecas y elevarla, para luego dejarla caer sobre una pirámide muy puntiaguda para que con su propio peso se le clavara en el ano, escroto o vagina. La "rueda", era un instrumento que fue introducido en Francia en el siglo XVI, y que era muy utilizado en la zona germánica de Europa. El reo era ataba desnudo a la rueda, de pies manos y cuello; mientras que el torturador le rompía poco a poco los huesos de sus miembros, que era el objetivo de esta tortura, pudiendo aderezarla con hierros candentes, cortes, mutilaciones y algunas cosas más, que se le pasara por la imaginación. También era habitual, colocar un miembro de la víctima o todo el cuerpo, entre los radios de la rueda y hacerla girar, quebrantándole los huesos.

El método de la "toca" fue muy utilizado por la Inquisición española de los siglos XV y XVI. Su nombre procede de uno de los elementos necesario para esta tortura, la toca, que era una tela blanca de lino o seda con la que se hacían en aquella época las tocas o pañuelos que cubrían la cabeza de las mujeres. Esta toca, se introducía en la boca de la víctima, intentado que incluso llegara hasta la tráquea, y posteriormente se vertía agua sobre la toca, que al empaparse, provocaba en el reo una sensación de ahogo e innumerables arcadas.


La "Doncella de Hierro" era una especie de sarcófago provista de estacas metálicas muy afiladas en su interior, de este modo, a medida que se iba cerrando se clavaban en la carne del cuerpo de la víctima que se encontraba dentro, provocándole una muerte lenta y agónica. Las más sofisticadas disponían de estacas móviles, siendo regulables en altura y número, para acomodar la tortura a las medidas del "delito" del torturado. El "péndulo" era utilizado como método de tortura, siendo el aperitivo con el que se abría una buena sesión de tortura. Las manos de la víctima eran atadas a su espalda y por ellas, era elevado. Al balancearse se producía la luxación de los hombros, codos y muñecas. Era habitual añadir peso adicional atando pesas a los pies del reo. A su vez se incluía la fustigación, que consistía en azotar a la víctima con una fusta o vara.

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